sábado, 14 de enero de 2012

Hasta donde somos libres de hablar ¿?



Cuando hablamos de los demás, hablamos de respeto, esto implica marcar unos límites: ¿Quienes somos para hablar sin saber, para opinar de cosas que no son nuestras? NADIE, porque nuestra libertad termina donde empieza la de los demás, pero parece que esto no se entiende.


Hay quienes dicen: “lo tengo que decir para quedarme tranquilo”, pero las críticas o los llamados "chismes" no se hacen para tranquilizar la conciencia, muchas veces se basa en el orgullo o en perjudicar a otras personas porque muchos hablan pero pocos saben realmente…


Ahora yo planteo una pregunta: ¿podríamos dejar de hacerlo?...porque lo hacemos muchas veces y a veces hacemos daño sin darnos cuenta hasta que nos lo hacen a nosotros, porque es muy fácil hablar y hablar de los demás pero cuando hablan de nosotros no nos gusta tanto.
Nosotros hablamos en exceso pero luego no nos gusta escuchar…

Yo creo que para saber hablar de los demás debemos saber hablar primero de uno mismo, porque es muy fácil caer en el error de criticar a los demás, como dice este refrán "Se ve antes una legaña en el ojo ajeno que una viga en el propio", también seria muy sabio aplicar el dicho "Antes de que digan, di", nos indica que es mejor adelantarse a los demás en explicar los defectos propios.
  

2 comentarios:

  1. Me ha gustado las conclusiones que has sacado de este tema porque día a día hay que convivir con gente que simplemente no para de sacarle defectos a todo, puede que para defenderse a sí mismos. Lo mejor es reconocer en cada uno, defectos y virtudes antes de que otros lo hagan. Y respetar y reconocer por igual las de los demás.
    Gran entrada

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  2. Muchas gracias Isidro has entendido de lo que hablo ya que hoy en día la sociedad se basa en eso, en hablar de los demás antes que en ellos mismos! Un saludo!

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